Más educación, menos machismo

Hace poco, a cuenta de las celebraciones de las comuniones, decía el juez Calatayud, a quien muchos ven como una mezcla de Jorge Bucay y Pablo Coelho, que «se nos está yendo la pinza«. Desde luego, no le falta razón, de unos años a esta parte las fiestas organizadas por los padres para agasajar a los invitados de sus hijos rivalizan en número de invitados incluso con las bodas. Eso por no hablar de los regalos y el gasto…

Mi comunión fue en el año 1983. La celebración fue principalmente con la familia y algunos amigos. No me llevaron de viaje, vaya por Dios, pero a cambio sí recuerdo varios balones de fútbol, raquetas de tenis, libros y algunos juegos de mesa. Vamos, lo habitual por aquella época. Coincido de pleno con el juez, aunque le diría que es tarde, la pinza ya se le ha ido a muchos.

Y no sólo en el tema de estas celebraciones. El lenguaje, el famoso todos y todas, hace ya tiempo que se nos fue de las manos. En este artículo de Marisa Kohan en el digital Público, se enumeran varios neologismos machistas, según la autora. A mi, en algunos de estos casos, me parece exagerado hablar de odio a las mujeres o actitudes contra ellas, y lo entiendo como una falta de educación manifiesta, como es el caso del manspreading, el despatarre, para entendernos, por el que un hombre se abre de piernas al sentarse en el autobús o el metro.

Dice que hay una iniciativa en marcha para que el Ayuntamiento de Madrid advierta con carteles contra esta práctica. Me llama bastante la atención que digan que «de igual manera que a las mujeres nos han enseñado a sentarnos con las piernas muy juntas (como si tuviéramos que sujetar algo entre nuestras rodillas) a los hombres les han transmitido una idea de jerarquía y de territorialidad, como si el espacio les perteneciese».

Creo que lo primero que tendrían que hacer es rebelarse contra quien haya enseñado a las mujeres a sentarse de una manera determinada, me parece que el feminismo se levanta siempre contra quienes imponen este tipo de normas, y en este caso parece que lo asimilan para justificar lo que han enseñado a los hombres, a su parecer.

A mi nadie me he transmitido una idea de jerarquía y territorialidad, más bien me enseñaron que era de mala educación, y que el transporte público es un espacio común en el que debemos ser respetuosos con los demás.

En cambio, el mansplaining o tendencia de los hombres a explicar cosas a las mujeres como si no entendieran de nada, sí que me parece una conducta machista reprobable, más allá de la evidente falta de educación. Un ejemplo claro, y cercano para los gaditanos como yo, fue este de Alfonso Carbonell y el famoso fuera de juego. Tres tweets necesitó para reconocer, al menos de cara a la galería, su error.

Kohan habla además de manterruption, manslamming y bropriating. En el primero de ellos, estoy seguro de que también podría haber puesto un ejemplo en el que fuese la mujer la que interrumpe al hombre, alguna conozco así. Volvemos a confundir, en mi opinión, la mala educación con el machismo. Y con esto no quiero decir que haya hombres que lo hagan porque se creerán superiores a las mujeres, seguro que sí. Pero creo que en el fondo lo que subyace es una ausencia total de una mínima educación.

El machismo es una de las peores lacras en la sociedad actual, por ello creo que los esfuerzos deben centrarse en fomentar la igualdad desde la educación. Es triste que hayamos llegado hasta el siglo XXI dando por buena una superioridad del hombre sobre la mujer, y aún hoy hay personas que lo defienden y, lo que es peor, lo justifican.

Por suerte, esto está cambiando, y hay muchas personas activas provocando que las tornas cambien y que un hombre y una mujer tengan siempre la misma consideración. En el lado positivo, cada vez son más los niños que se están educando en la igualdad, tanto en la del hombre y la mujer como en la discriminación por raza o religión. Queda mucho por hacer. Y eso es tarea de todos nosotros.

Por último, en el siguiente enlace, les dejo también una polémica reciente sobre una fotografía. El arte también es libertad de expresión, y en este caso me cuesta entender que alguien observe machismo en esta imagen. Pero ya saben, para gustos, colores.

 

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